domingo, 20 de noviembre de 2011

Las malas palabras en los jóvenes


Y si, ¿quién de nosotros (incluso sin ser joven) no utiliza alguna mala palabra en la vida cotidiana?


Las malas palabras ... hay quienes dicen que las palabras no son buenas ni malas, pero cabe admitir que desde cierto punto de vista hay términos informales que no son buenos (o que estan mal vistos) al usarlos en situaciones determinadas.
Por ejemplo, no podes decir: "¡Mierda, se murió el tipo!" si estas en un funeral. Creemos que se entiende lo que queremos explicar ¿no?.

Parece ser que las malas palabras son utilizadas mayormente (muy mayormente) por los jóvenes, aunque en la actualidad estas tambien suelen encontrarse pronunciadas en la boca de uno que otro adulto. 


Antes las malas palabras solían decirse para expresar bronca generalmente, hoy en día se dicen porque sí, sin motivo alguno y expresando todo. 

A veces (y lo decimos porque pertenecemos a la generación de jóvenes) es inevitable el pronunciar una mala palabra, ya sea por bronca, por estar renegando, por insultar a alguien, o porque consideramos necesario descargarnos con una buena "puteada". (con puteada nos referimos a un conjunto de malas palabras vociferadas contra alguien o algo).


En ocaciones tambien es difícil contenerlas, por ejemplo hasta le podemos llamar bolud.. a nuestra madre o padre, ya que es "costumbre" (si entre amigos lo hacemos frecuentemente y es considerado normal). 

Muchas veces estas malas palabras suelen constituirse por expresiones obscenas (no vamos a mencionarlas).



Y leyendo acerca de este fenómeno de las palabras malas encontramos la teoría de su historia. Al parecer el origen de ellas está en las clases sociales. La clase alta, en algún momento de la historia, se convenció de que su hablar era culto, diferente del que usaba la clase baja. “Vulgaridad” era la forma de hablar del vulgo, el pueblo trabajador de la antigua Roma; “grosería” viene de “grueso”, todo lo contrario de “fino” y “delicado”. Mientras los pobres hacían los trabajos pesados, groseros, los ricos realizaban las tareas finas con sus delicadas manos.

A partir de allí, las clases altas complicaron muchas expresiones: por ejemplo, mientras los pobres “cagaban" ellos “movían el vientre”, y así con otros términos.



Hay que aclarar, sin embargo, que las mismas palabras son buenas en algunos países y malas en otros. Por ejemplo “machete” en Venezuela es el miembro masculino; en México, al dulce de leche le dicen “cajeta” y café en la República Dominicana es sencillamente, “prostíbulo”. Así entre otras... 


Queremos concluir diciendo que consideramos que tenemos un vocabulario muy rico en palabras, y que no creemos que aquellas denominadas como malas no deban usarse, sino que deberíamos aprender (empezando por nosotros primeramente) a usarlas en el lugar y en el momento correcto.

Ademas queremos aclarar que no pronunciamos estas "malas palabras" con la intención de llamar la atención o darnos importancia (o por lo menos nosotras), las utilizamos simplemente porque ya estan añadidas a nuestro vocabulario y porque se han vueto parte de nuestra costumbre.

No hablamos de la misma manera con un amigo que con un director de escuela, ni tampoco usamos los mismos términos.


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